Los suelos predominantes son Vertisoles de textura y fertilidad media, con contenidos importantes de arena fina que le infieren una moderada capacidad de retención de agua y nutrientes. La roca madre que da origen corresponde a sedimentos de la era cretácica con abundante roca calcárea. La ondulación propia del terreno facilita que el drenaje natural del agua, lo que es clave para tener orgánicamente condiciones de salud en toda la viña.

El clima se caracteriza por una alta luminosidad y temperatura superior a la media, lo cual nos permite una precoz y completa madurez fenólica, que se refleja en taninos más suaves y redondos, así como también en el intenso color de nuestros vinos. Estas condiciones permiten que las variedades de ciclo más largo, como Tannat y Cabernet Sauvignon, se adapten muy bien a nuestra región y alcancen su completa madurez antes del comienzo de las lluvias al final del verano.

Dueño de una larga tradición vitivinícola, Villa del Carmen es reconocido como “El pueblo del mejor pan y el mejor vino”. Durante décadas sus habitantes se han familiarizado con el cultivo de la viña, esta herencia familiar hace que tengan una predisposición especial para el cuidado del viñedo, la cosecha y los trabajos en la bodega.